POSITIVO

    El día que Santa Claus dio positivo la Navidad cambió para siempre. Ocurrió en un test de antígeno rutinario camino de Laponia. Un periodista freelance que pasaba sus vacaciones en Estocolmo destapó el escándalo y las autoridades sanitarias suecas no tuvieron más remedio que hacer pública la sensible información que ponía en peligro no sólo aquella Navidad sino todas las que vendrían de ahí en adelante. Se necesitaron varios centenares de rastreadores para seguir el curso del viejo durante aquella larga noche. A priori, no había por qué considerar contactos estrechos a los receptores de sus regalos; pero en un momento de debilidad y, probablemente, culpa, el generoso anciano confesó que sus intromisiones no se limitaban al salón de las casas que visitaba. También acostumbraba pasar a las habitaciones y besar en la frente a los pequeños que dormían dulcemente sus sueños de ilusión. Alguien comenzó a tirar del hilo, lo que llevó a una serie de descubrimientos acerca de ciertos tocamientos reprobables que podrían haber llegado a más gracias a ese toque mágico con el que mantenía dormidos a los habitantes de las casas. Las cifras de posibles contactos se dispararon entonces y no hubo más remedio que solicitar tests de antígeno para todas las familias visitadas por el querido Santa Claus. Ni que decir tiene que los resultados positivos se contaron por decenas de miles  y condujeron al fabricante de juguetes ante un tribunal y, en pocos días, a una prisión internacional gestionada por el consejo general de las Naciones Unidas. La Navidad, desde ese momento, no volvería a ser lo mismo.

    Años más tarde saldría a la luz un informe que ponía en duda la casualidad y relacionaba aquel test de antígeno en Suecia con una corporación creada por las tres compañías de comercio electrónico más importantes del planeta. La desaparición de Santa Claus del panorama navideño supuso ganancias para la corporación por un valor no inferior a setecientos billones de dólares anuales. El monopolio de la Navidad, por fin, había cambiado de manos.

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